lunes, 27 de enero de 2014

Animal. Carlos Salem.






Para amar a una pantera escandalosamente discreta
conviene perder la timidez del domador,
renunciar a toda pretensión
de rodar un documental entre sus piernas,
llevar en la mochila una sierra de podar barrotes
y un par de botellas de ginebra,
una llave para la que no existe cerradura,
un manojo de versos deshojados pero verdes,

y una cámara de fotos sin carrete,
para poder captar,
lo que se echa a rodar
cuando, feliz, se queda quieta,
y el tiempo
apenas sí se mueve.

Carlos Salem

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