miércoles, 17 de noviembre de 2010

Everina Prunaski. Capítulo 5.


Cuando me desperté tenía mucho frío. Esos días me levanto con una sonrisa. Tenía frío, sí, pero tenía frío porque estaba en el Himalaya, y los días de Everest siempre son buenos, a pesar del frío.

Esos días soy capaz de cualquier cosa. Mi mente funciona más rápido, no me duele nada, no puedo dejar de sonreir y a veces hasta creo que me voy a levantar y voy a echar a correr.

Recordé la conversación que había tenido ayer con Mateo.

Mateo siempre aparece cuando más falta me hace. Es como si me oliera. Es listo, es guapo y sabe de cine. Siempre conoce alguna peli que se parece a la vida, que se parece a algo que nos ha pasado o que nos ayuda a resolver algo que se nos escapa de las manos. Y para el caso de Everina, Salt y las antenas esas tan raras había una peli claro.

A mí de pequeña me daba mucho miedo,pero a la vez me fascinaba. A Mateo también.

Nos gustaba la versión en blanco y negro. No te podías quedar durmiendo. Si te dormías estabas perdido. Al despertar parecías tú pero ya no lo eras.

Salían unas vainas gigantes. De pensarlo se me ponen los pelos de punta. Es La invasión de los ladrones de cuerpos o era La invasión de los ultracuerpos? No recuerdo bien el título, ya ves.

Everina y Salt estaban raros. A veces los seguíamos. Everina ya no me hablaba como antes, cuando me la cruzaba, ni siquiera olía igual...

Mateo me dijo que tal vez ya no eran ellos. Veíamos sus manos, sus ojos, pero eran otros.

Alguien había invadido sus cuerpos. Él lo veía clarísimo. Y yo me fío mucho de Mateo. Lo adoro.

Sólo había que buscar las vainas.

PD: Mejor?
PD2: Cine cine cine más cine por favorrrrrrrrrr......

Ll, Nov 10.

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