domingo, 6 de noviembre de 2011

Propiedades disolventes. El penúltimo baño.


PROPIEDADES DISOLVENTES. EL PENÚLTIMO BAÑO.

 
Nos bañamos porque atribuimos al agua, propiedades disolventes que van más allá de la materia. El penúltimo baño disuelve un poco todo.

El ritual es siempre el mismo. La Lagartija mira la temperatura del agua (cada vez más baja), elegimos playa (no siempre es la misma), damos un paseo, nos bañamos, nos ponemos un aceite que huela bien y que impida que la sal nos seque la piel, nos vestimos y nos vamos a comer algo.


Siempre nos reímos, no sé muy bien de qué… De los pies llenos de barro, de algún mirón idiota, de la hora que se pasa sin que nos demos cuenta, de supermatriosca que aparece de repente en la duna, de la perra Dona que nos persigue con sus piedras.

 
Yo no me pienso mucho lo de entrar en el agua, me pongo el bikini y me tiro. La lagartija entra despacio, como un Koala que sube a un árbol, a medida que la altura del agua sube emite sonidos extraños, son sonidos que no se pueden transcribir, tendré que mirar en una guía de reptiles (voz de la lagartija lengüilarga). Ella dice que entro rápido porque soy muy valiente, pero no es cierto, soy muy irreflexiva.

 
Después del baño a la Lagartija le da un subidón, supongo que a mi también, pero los de ella son más espectaculares, más ruidosos, es la cima de la montaña rusa, el tren de la bruja, un premio inesperado… Me mira y me da las gracias (cosa que no entiendo), gracias por hacer que me bañe en el mes de Noviembre. Eso me dice.

Yo no digo nada. ¿Qué puedo decir?.

Y ayer hablábamos de esto, del buen rollo del baño aunque cada vez sea más corto. Lo que importa es la ilusión, las zanahorias que nos hacen mantenernos en movimiento. La vida es movimiento, eso dice mi Terapeuta de los Mochos. Pues eso, moving…


TH. Noviembre 2011.

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