domingo, 11 de septiembre de 2011

Periquitos

Cuándo todavía no eras mi amiga, tenías unos periquitos que volaban en tu cocina. Les dejabas salir de la jaula, volar de un lado a otro y descansar encima de un cactus falso que tenías encima del frigorífico. Eran unos pájaros locos, un poco psicópatas y algunos un poco (o un mucho) asesinos. Tú los conocías y les llamabas por su nombre. Creo que les querías. Cuando volvimos de París, Trufa había asesinado a Macarena, y tú dejaste de querer a esos pájaros “tan malvados”.

Ayer volviste a hablarme de ellos. La única que sobrevive, dijiste con tono de pena, es la asesina.

Veíamos un reportaje de periquitos australianos, “El periquito australiano se aparea frenéticamente siempre y cuando las circunstancias lo permitan”.

Nunca entendí que quisieras a esos pájaros que no saben cantar y que tienen mala leche.

La única que sobrevive es la asesina… joder, que puta es la vida…



TH. Septiembre 2011.



PD: Como diría Fukaeri, “bravo por los periquitos australianos”.

PD: A mi sí me gustan los animales… O no?















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