domingo, 27 de marzo de 2011

Llamo a los poetas


Entre todos vosotros, con Vicente Aleixandre

y con Pablo Neruda tomo silla en la tierra:

tal vez porque he sentido su corazón cercano

cerca de mí, casi rozando el mío.


Con ellos me he sentido más arraigado y hondo,

y además menos solo. Ya vosotros sabéis

lo solo que yo voy, por qué voy yo tan solo.

Andando voy, tan solos yo y mi sombra.


Alberti, Altolaguirre, Cernuda, Prados, Garfias,

Machado, Juan Ramón, León Felipe, Aparicio,

Oliver, Plaja, hablemos de aquello a que aspiramos:

por lo que enloquecemos lentamente.


Hablemos del trabajo, del amor sobre todo,

donde la telaraña y el alacrán no habitan.

Hoy quiero abandonarme tratando con vosotros

de la buena semilla de la tierra.


Dejemos el museo, la biblioteca, el aula

sin emoción, sin tierra, glacial, para otro tiempo.

Ya sé que en esos sitios tiritará mañana

mi corazón helado en varios tomos.


Quitémonos el pavo real y suficiente,

la palabra con toga, la pantera de acechos.

Vamos a hablar del día, de la emoción del día.

Abandonemos la solemnidad.


Así: sin esa barba postiza, ni esa cita

que la insolencia pone bajo nuestra nariz,

hablaremos unidos, comprendidos, sentados,

de las cosas del mundo frente al hombre.

Así descenderemos de nuestro pedestal,

de nuestra pobre estatua. Y a cantar entraremos

a una bodega, a un pecho, o al fondo de la tierra,

sin el brillo del lente polvoriento.


Ahí está Federico: sentémonos al pie

de su herida, debajo del chorro asesinado,

que quiero contener como si fuera mío,

y salta, y no se acalla entre las fuentes.


Siempre fuimos nosotros sembradores de sangre.

Por eso nos sentimos semejantes del trigo.

No reposamos nunca, y eso es lo que hace el sol,

y la familia del enamorado.


Siendo de esa familia, somos la sal del aire.

Tan sensibles al clima como la misma sal,

una racha de otoño nos deja moribundos

sobre la huella de los sepultados.


Eso sí: somos algo. Nuestros cinco sentidos

en todo arraigan, piden posesión y locura.

Agredimos al tiempo con la feliz cigarra,

con el terrestre sueño que alentamos.


Hablemos, Federico, Vicente, Pablo, Antonio,

Luis, Juan Ramón, Emilio, Manolo, Rafael,

Arturo, Pedro, Juan, Antonio, León Felipe,

Hablemos sobre el vino y la cosecha.


Si queréis, nadaremos antes en esa alberca,

en ese mar que anhela transparentar los cuerpos.

Veré si hablamos luego con la verdad del agua,

que aclara el labio de los que han mentido.


Miguel Hernández.

El hombre acecha, 1939


PD:Anduvimos 10 Km.10 km entre naranjas y alcachofas. Es un homenaje pequeñito.Pequeñito pero nito. Lo más poético de la mañana fueron las pegatinas de la Tortuga. Escandar sale en la pegatina. No es de extrañar. Es un poeta.

PD2: La Tortuga también lo es. Ella no acaba de creérselo. Toda ella es poesía.

3 comentarios:

  1. Lo semo mogollón!!!!! No me compares con Escandar, no me averguences.

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  2. Yo creo, que algún día, dentro de un tiempo, algúm chiflado/a dirá: Escandar es el poeta. (Yo siempre lo digo de Federico). Tiempo al tiempo.

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  3. Y podeis pensar que es vanidad, quiza lo sea... Yo escribo muy mal...PERO LEO MUY BIEN (y mucho)... Vamos, que soy gurula.

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