martes, 25 de mayo de 2010

El séptimo día no descansó

Cuando era niña, mi abuela me contaba que Dios no había descansado el séptimo día.
_ El séptimo día no descansó. El séptimo día se dedicó a criar tontos y tontos y más tontos…
Me hablaba mientras trabajaba en la cocina.
Luego se limpiaba las manos, pensaba en sus cosas y me decía…
_ ¡Ay hija mía! ¡Cuánto tonto cría Dios!

CINCY. Mayo 2010.

PD: Tenía razón. ¡Cuánto tonto cría Dios!

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