miércoles, 19 de mayo de 2010

Cincinnati

Me llamo Cincinnati. El nombre me lo puso mi padre. Me llamo Cincinnati como el poker descubierto.
Quizá por eso soy experta en poner las cartas sobre la mesa, en decir lo que pienso. No es una suerte. Es una especie de maldición con la que tengo que cargar.
El día de mi nacimiento lloré a pleno pulmón. No gimoteé como un gatito. No. Lloré a pleno pulmón, protestaba porque nacer resultaba doloroso. Mi padre me tomó entre sus brazos, miró mi cara enfurruñada y sonrió. “Bienvenida al mundo Cincy, te estábamos esperando”
Debe de ser culpa de mi nombre, el caso es que no sé callarme.
Es curioso, yo noto como las palabras salen de mi boca, simultáneamente oigo a mi cerebro decir nononooooo, demasiado tarde… Tengo una boca rápida y un cerebro lento.
No sirvo por tanto ni para la diplomacia, ni para la política. Y me importa una mierda. Lo malo, es que no sé muy bien para lo que sirvo…

CINCY. MAYO 2010.

PD: Me gusta mi nombre. Cincinnati. Queen of west.
PD: Por decir lo que pienso, sin pensar lo que digo, más de un beso me dieron y, más de un bofetón. Joaquín Sabina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario