domingo, 11 de diciembre de 2011

Sábados marcianos leyendo a Kavafis


SÁBADOS MARCIANOS LEYENDO A KAVAFIS.


Hoy tengo un sábado extraño y marciano. En principio podría decir que estoy triste, y a lo mejor lo estoy, pero creo que no me importa. A lo mejor la vida… (esa puta tan cara), me está empezando a regalar otra perspectiva.

 
Tengo ganas de que sea lunes. Me dices que no te has ido de caza, pero yo me he mentalizado de que sí, y te imagino todo el rato con un gorro con pluma, un loden verde y una escopeta al hombro… Y me da miedo… aunque tú me has dicho mil veces que no te has ido de caza…

 
Pero no puedo evitarlo, y pienso en las liebres muertas, en el olor de la sangre, en los disparos… y tengo miedo.

 
Odio el olor de la sangre y el de la pólvora. Probablemente son los 2 olores que más odio. A diferencia de mucha gente, tampoco me gusta el olor de la madera quemada y mirar el fuego me produce dolor de cabeza. Me gusta el musgo y la hierba y las cosas vivas y la madera de los árboles.

 
Hoy me han saludado 2 niños muy pequeños. He hablado con ellos un rato. Me gusta el mirar descarado de los niños.

 
En este sábado marciano me he agarrado a Kavafis… Me gusta mucho la dignidad de sus poemas. Releo “El Dios abandona a Antonio” una y otra vez.



Últimos versos del poema…

 
Como dispuesto desde hace mucho, como un valiente,

como quien digno ha sido de tal ciudad,

acércate a la ventana con firmeza,

escucha con emoción, más nunca

con lamentos y quejas de cobarde,

goza por vez final los sones,

la música exquisita de esa tropa divina,

y despide, despide a Alejandría que así pierdes.



PD: Debe de ser muy difícil irse así de Alejandría. Irse sin perder la dignidad…

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