miércoles, 11 de febrero de 2015

Ángel

Mi ángel de la guarda tiene los ojos verdes,
mide un poco menos de 1,70
y pesa algo más de 50 kg,
sonríe a menudo
y su icono favorito es una carita sonriente.

Mi ángel de la guarda quiere que engorde
y me alimenta con frutos secos, galletas, frutas y gominolas
y los días de excursión me compra chupa chups de fresa y nata.

No tiene religión,
ni dios,
ni dueño.
Es un ángel salvaje y libre,
que desconoce el significado de la palabra pecado.

Mis cajones están llenos de sus cuidados y desvelos,
y encuentro continuamente restos de sus ritos iniciáticos,
piedras de la suerte,
molinillos,
pastillas de levadura,
infusiones de valeriana,
pulseras,
colgantes,
chapas de colores,
fotos dedicadas.

Le reza a San Roque
y a Buda
y a la Virgen del Pilar
y dice los días de bajón … ay señor!!!!

Y así permanezco a salvo,
con este ángel loco que vuela a ras de suelo,
que derrapa en la  montaña rusa,
y pide y cumple sus deseos extravagantes
en la ruleta de la fortuna.



TH. 2015.



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