Ayer un erizo con un bote de mermelada en la cabeza cruzaba la carretera.
La lagartija paró el coche en el arcén.
Tiré del bote y la cabeza no salía.
Lo metí en la caja y se enroscó un poquito.
Pensaba romper el bote.
Tiré una segunda vez.
El bote salió.
Lo dejamos en un campo cercano.
Cuando volvimos del trabajo ya no estaba allí.
A veces sentimos que tenemos un bote en la cabeza y que nos falta el aire. Pero si enroscas el cuerpo un poquito, y el bote se mueve, yo puedo quitar el bote y tú vuelves a respirar.
¿VALE? ¿A qué es fácil?
TH. Junio 2013
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