sábado, 18 de junio de 2011

Camaleones


Dice la terapeuta de los Mochos que eres un camaleón, que te mimetizas con el medio. Tiene razón…

Acabas de venir de Umbralejo. Vuelves feliz, te has pasado 7 días lejos del “mundanal ruído”, vestida con pantalones desmontables y un par de polares antiglamurosos, con los pies permanentemente mojados porque no soy capaz de convencerte de que las botas de montaña tienen que ser impermeables.

Te has acostumbrado a todo. A la comida, al sabor del agua, a las duchas, a subir y bajar escaleras, a los pies mojados, a buscar ese pueblo fantasma que nunca encontramos. Todo te parece bonito, todo te sabe bien, y tus pies mojados te importan nada, y optas al final del día por el modelo alemán “chanclas con calcetines”.

Yo pinto todo el rato y tú juegas con tus cámaras de fotos (te has traído mil, creo).

Saludas a Avelino todos los días (es el burro), le acaricias. Te tomas el bocata de las 11. Después me acaricias a mí, que retiro la cara y protesto porque sé que no te has lavado las manos.

Estás salvaje y encantada.

 
Has vuelto a la realidad, al día a día, has dejado Umbralejo y has vuelto a comprar el periódico. Vuelves al “mundanal ruido” mientras cruzas las casillas del autodefinido del país (Por cierto, te encanta)

 
Ayer hablaste en la ceremonia de graduación, llevabas un vestido gris y unas sandalias y Umbralejo parecía muy lejano. Pero tú permanecías mimética con el medio, como un Camaleón. Estabas en una esquina del escenario, sin pretenderlo llamabas la atención. Cuando te has acercado al micrófono, me he hundido en la butaca, porque me das miedo con un micrófono en la mano. Has mencionado mi nombre, y me he puesto roja, y no sé lo que has dicho porque los oídos han empezado a zumbarme. (Te lo cuento y me tomas el pelo, me dices que has dicho: “queda clausurado este acto, Tortuga te quiero”. Pero sé que es mentira).

 
Bueno, el caso es que la terapeuta de los Mochos tiene razón. Eres un camaleón. Quedas bien en todos los lugares. El sitio es lo de menos, Umbralejo, el Hilton, la playa, el parador de la Gomera…

Te cuento todo esto. Tú no te inmutas. Me respondes con evasivas, pensando en tus pensamientos, o jugando a volverme loca: “Si la vida puso a Avelino 7 días en mi camino, tengo que ir a saludarle…”

TH. Junio 2011.

PD: No me dan traslado. Me preguntas como me siento. Te contesto con tus palabras. “Si la vida te puso en mi camino 2 años más, tengo que ir a saludarte, no me queda otro remedio…”

 
PD: Yo no sé mimetizarme. A veces puedo resultar invisible, y otras un surfero en medio del océano.

 
PD: A David Bowie le llamaban el camaleón.

1 comentario:

  1. Bienvenida de nuevo, mi equipo favorito!!!!
    Tortuga, te quiero!!!

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