Si ellos
vuelan, es debido a esos días de verano. Te metías con ellos en el agua, y
parecías a su lado una especie de gigante. Colocabas uno de tus brazos en
ángulo recto y les sentabas en la palma de la mano, con la otra mano les
sujetabas por la axila, después, doblabas el codo y les lanzabas muy lejos.
Salían del agua muertos de risa, y volvían a ti, a intentar de nuevo el vuelo
sobre el agua, una y otra vez, hasta agotarte.
TH 2016.
PD: En mi
colección de recuerdos, este es uno de mis favoritos
PD2: la foto está tomada de DiarioDeTenerife.info
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