Ayer me dieron
un premio.
Gané el concurso de San Valentín con una tarjeta muy boba, una
tarjeta que podría haber sido hecha por una niña de 15 años, sin embargo la
había hecho yo que tengo 50.
Y que todo eso,
la ternura, la inocencia, la ilusión, la decepción, pueda ocurrirte con 15 o
con 50, es lo maravilloso del amor.
TH 2015.
PD: He de
decir, que cuando mi profe de inglés dijo a la clase que me habían dado un
premio, me puse roja- roja, y se me mezcló el pudor con un sofoco menopaúsico,
y me puse incandescente como un pimiento rojo mexicano, y pensaba que iba a
morir en ese momento por combustión espontánea. Pero sobreviví, porque nadie
muere de amor…
PD: Mantengo el
pudor… ¡Qué fuerte me parece!
PD: No pienso
perder la ocasión de reírme de mi misma.
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