Te vas a rehabilitación con tu libro y tu sonrisa y tu cerebro propensa a la fantasía.
Y luego me lo cuentas, con un tono entre cansada y colocada...
No acabo de saber qué haces en esa clínica...
Hoy me han dado un masaje en una camilla de esas que tienen un agujero para la cara que yo sólo he visto en las películas de Almodóvar y claro... no he podido dejar de pensar en cosas raras...
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