EN EL MAR HAY COCODRILOS.
FABIO GEDA.
EDITORIAL: Destino.
Y Sufí, por su parte, decidió irse. Incluso nos peleamos por ese motivo, pero no recuerdo bien cómo fue, recuerdo sólo que no nos despedimos y que estuve mal un montón de tiempo. Podía ser la última vez que nos veíamos. No se sabe nunca qué nos deparará la vida en cualquier momento.
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A la mañana siguiente, cuando me desperté, Sufí ya no estaba.
Empecé a pensar que dormir era un error. Que, de noche, quizá convenía quedarse despierto, para evitar que las personas que me eran cercanas desaparecieran en la nada.
De la ausencia de una persona te das cuenta por las pequeñas cosas.
La ausencia de Sufí la notaba sobre todo de noche, cuando me volvía en sueños y los brazos y las manos no lo encontraban en la alfombra, junto a mí. Y la notaba de día, en los descansos del trabajo, que ya no pasaba con él tirándoles piedras a las latas, a los cubos y a esas cosas.
Fragmentos que me traen recuerdos, es hermoso compartir a través de nuestras lecturas coincidentes
ResponderEliminarA mi algunos fragmentos también me traen recuerdos
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