Ayer, salimos a
jugar y nada más llegar te llenaste de barro.
Te resbalaste y
nos dio un ataque de risa.
Me metí en el
agua y luché contra los elementos. Iba
disfrazada no sé muy bien de qué, con un gorro de lana, la chaqueta de invierno,
las zapatillas cangrejeras y unos pantalones cortos verde esmeralda.
Estaba feliz de
ser yo misma.
Tú tenías que
retratar el momento, pero te dedicabas a hacerme fotos, como si quisieras
disfrutar de ese momento de locura que nos regalaba la tarde del viernes.
Grabarlo,
guardarlo, añorando los miles de momentos locos que antes teníamos a diario.
El pretexto era
un ensayo para mi taller en Grecia, la realidad, es que te echo de menos todos
los días, que me echo de menos a mí también.
Y durante el ensayo…
Todo está fuera de tiempo, fuera de las
coordenadas espacio-tiempo, todo es distinto, el aire parece diferente, no hace
frío ni calor, el sonido se percibe de distinta manera, es otro mundo.
Y eso,
que echo de
menos fabricar mis propias drogas a pachas contigo,
sentir como
corren las endorfinas por el torrente sanguíneo,
y me
transportan a un lugar mágico,
que parece la
tierra pero no es la tierra.
Y nada,
que sólo quería
decírtelo,
aunque tú,
ya lo sabes,
Meineliebe.
TH 2017
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