Los encontré en
patio, se habían caído del nido y no sabían volar. Al anochecer, estaban los 2
juntos en un rincón, me los llevé. Shakespeare dormía todo el rato y Cervantes
escapaba de la caja a la menor ocasión. Me recordaban a mis hijos.
No pude
dejarlos allí, parecían pequeños e indefensos.
Los han
adoptado en el Albergue del Valle, los llevo M (que fue muy amable), yo no
conseguí que comieran en toda la noche.
Son unos
gorriones lindos.
El 2016 es el
año del gorrión.
Quiero que se
hagan grandes y vuelen libres.
Tengo la
necesidad de ver crecer cosas pequeñas:
·
Un
palo de bambú
·
Unas
semillas de guindilla
·
Unos
gorriones
TH. 2016
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