Todos
deberíamos de tener la suerte de jugar, al menos de vez en cuando, como si
fuéramos adolescentes. Tener la suerte de sentir la alegría desmedida de la
adolescencia, por el simple hecho de estar vivos.
La excusa para
la alegría es lo de menos. Vale como excusa:
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Una
canción cantada a pleno pulmón en el coche… (vamos jefa, he traído la
artillería pesada)
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El
primer baño en el mar de la temporada
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Pisar
los charcos
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Mojarse
un día de lluvia torrencial
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Llenarse
los pies de barro
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Llorar
a moco tendido en la última fila del cine
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Reír
hasta llorar en la última fila del cine
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Emprender
cualquier empresa, y llevarla a cabo, sin estar preparado para ello… ( si no
hago una locura al año, me vuelvo loca)
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Llevar
los dedos llenos de pintura
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Agarrarse una borrachera inesperada
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Llenarse
el cuerpo de lodo un día de primavera
Hoy teníamos
cuerpo de lodo y de alegría desmedida.
Los
charrancitos se han unido a nuestra locura, nunca he visto tantos chapuzones
seguidos.
¿Por qué suceden cosas asombrosas cuando uno no lleva la cámara adecuada para grabarlas? Manda huevos!!!!
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