MERMELADA DE FRESA.
Tu madre había escrito un artículo para la asociación de mujeres y te pidió que lo corrigieras. Te dijo, tú sabes muchas cosas, tu cerebro está lleno, pero yo no, yo estoy vacía. Te quedaste paralizada. Leíste el artículo y le aconsejaste algunos cambios, pero no fuiste capaz de decirle lo que sentías. No fuiste capaz de abrazarla, de explicarle que estaba llena de cosas, que no estaba vacía, que estaba llena de mermelada de fresas.
Al día siguiente, con los ojos húmedos, me lo contaste a mí. Desde entonces, pienso que tu madre está rellena de mermelada de fresas, y creo que debe de ser cierto, porque siempre que paso por tu casa me regala un bote de mermelada.
TH. 2012.
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